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Foto: américa televisión |
Es cansino decir que DVAB tuvo la desafortunada tarea de ser la sucesora de Al fondo hay sitio. Serie peruana que a estas alturas no le cae mal la chapa de "la nueva chavo del ocho" ya que como la popular sitcom mexicana se repetirá cuantas veces quiera a conveniencia del canal 4 (esta semana volvió a ser programa tan solo unos meses del final de su primera repetición completa).
Así que con todo esto, la serie se ha olvidado de lo que en un principio quería vender (nostalgia) y ha usado (¿culpa de la pandemia?) un artilugio narrativo difícil de convencer: los personajes han saltado en el tiempo cuarenta años... pero sin crecer ni envejecer. Casi podríamos decir que "la magia" surgió como deseo de año nuevo y fueron teletransportados. ¿Explicación? Ninguna.
Esto no obedece a una simple forma de hacer mas fáciles el contenido debido a la critica situación que se vive si no mas bien a un deficit argumental por sostener la esencia de la serie, su relativo juego a ser "Los años maravillosos" versión peruana que termina como la mayoría de series del tipo solo sostenida por el romance de las parejas juveniles.
Tanto le cuesta a la serie alcanzar la sombra de la popularidad que en su momento de mayor repercusión fuera de pantalla (Lily y Pedrito novios, final de segunda temporada) que la continuación no logró sostener un hilo conductor mejor y mas contundente. Por eso el salto en el tiempo no es mas que un artificio ya que en si misma la serie/novela sigue con los mismos problemas de interés publico. Una idea que no es mala del todo, ya que personajes que se van y luego vuelven al barrio funciona en la medida que sorprenda.
Ahora con los celulares y la tecnologia, no hay necesidad de "volver al barrio". Bastaria con una videollamada, ¿o no?
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