Natacha, la versión de principios de los noventa es una verdadera prueba a la paciencia de cualquiera. No solo se trata de verla, sino de como la ves. Y es que si no lo sabes, se está repitiendo los sábados al mediodía en panamericana televisión.
Cuando me refiero a "como verla", hablo de esa manera tan tradicional de ver la televisión. A una hora fija. Sentados frente a la pantalla. Y esperando cada corte comercial para levantarnos por algo caliente si están en épocas de frio, como ahora.
Es casi una rutina ver la telenovela. Me pasa y, estoy seguro, le pasaba a su público en su emisión original. Porque si algo conserva esta Natacha es su toque original. Como si estuviera congelada en el tiempo, cada capítulo es una oda a los diálogos lentos y con el mismo tono de voz. Los personajes se mueven a las justas. Y es que dentro de interiores, tampoco hay mucho por donde desplazarse. El decorado principal es poco más que tres muebles fijos como una fotografía. Mientras que la musicalización es cíclica donde imperan los bips sacados de algún banco musical (aunque no molesta como en las novelas de Michelle Alexander).Y si bien es una oportunidad para ver algunos actores en sus inicios (Diego Bertie), en general le falta cierto glamour en vestuario y maquillaje. Al parecer, en los noventa eran más cotidianos tanto en su forma de vestir como en sus problemas personales.
Tiene esas cosillas de la tv de la época tan raras de ver hoy en día como las grabaciones en exteriores donde el audio se grababa aparte y se nota una vez montada la escena como si los actores estuvieran doblados por su propia voz. Y es que así fue.
Pero donde más se nota el paso del tiempo es sin duda en el ritmo de cada escena. La novela avanza lenta, muy lenta. Algo que, increíblemente, no desespera.
Quizás porque Natacha no sea lenta en realidad; sino que hoy en día, la televisión va a un paso demasiado acelerado.
Mientras tanto, te invitamos a ver la historia de esta sirvienta blanquita y el 'niño Raul' con bigotes. Sobre todo, para que pruebes tu paciencia.
p.s. Casi se me olvida, antes de Univision y Telemundo, nosotros ya mezclábamos acentos.
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